Entre dos grandes solemnidades, como son Pentecostés y el día de la Santísima Trinidad, celebramos, el 31 de mayo, la Visitación de María a su prima Isabel. Una fiesta sencilla y honda.

María, agraciada por la obra del Espíritu, con Jesús en su seno, visita a su prima embarazada. Isabel, llena del Espíritu, con Juan en sus entrañas saltando de gozo, la recibe, abraza conmovida y juntas alaban al Señor. Unidas proclaman la grandeza de Dios, que elige lo pequeño y humilde para realizar Su Sueño. Felices creen y palpan las promesas desconcertantes e increíbles de Dios; cuidan la vida que Él ha hecho posible y lo celebran con alegría desbordante.

Mujeres abiertas al querer de Dios, vivificadas por el Espíritu, posibilitadoras de encuentros, transmisoras de luz y gracia, portadoras del Reino. Son en el Evangelio las primeras de una cadena interminable de mujeres trenzando síes que llegan hasta nosotras.

De manera similar, el 9 de julio de 1997, partieron nuestras hermanas de Salvatierra para fundar en Montalvo. Madre Sagrario, Hna. Mª Jesús y Hna. Corazón de María permanecen desde los inicios custodiando en su interior el fuego del Espíritu, la certeza de que Dios es quien lleva adelante su obra, fieles a su identidad de Hermanas Pobres de Santa Clara. Desde aquel inicio se han multiplicado las visitas de la Madre de Salvatierra con otras hermanas a Montalvo.

Estos encuentros han sido constantes y fecundos. Así mismo, hermanas jóvenes de Montalvo han permanecido durante un tiempo en la Casa Madre de Salvatierra, siendo muy enriquecedor para todas. En estos casi 26 años la semilla de vida contemplativa, al estilo de Francisco y Clara, ha germinado con vigor y belleza en esta buena tierra ecuatoriana.

 

 

Con asombro y agradecimiento somos testigos de cómo el Señor ha bendecido, atraído, enamorado a numerosas jóvenes (26 hermanas) que han abrazado este hermoso carisma en el Monasterio de Nuestra Señora de la Eucaristía.
Y justamente este año 2023, desde el 31 de mayo fiesta de la Visitación, la comunidad de Montalvo se hace autónoma. Este día María abraza con inmenso regocijo a estas comunidades y bendice la nueva andadura que ahora comienzan. Ha llegado el momento de cortar el cordón umbilical, de crecer, madurar. Se eligen nueva Madre Abadesa y hermanas, que forman el Consejo, para ayudar en el servicio de la autoridad en esta nueva etapa. Siempre hermanadas las dos comunidades, abrazando el mismo carisma, continuaremos viviendo en comunión y ayudándonos mutuamente. Dos comunidades con un solo corazón.

Y como en la primera Visitación damos gracias a Dios que sigue haciendo obras grandes: dichosas porque Él ha querido confiarnos su obra, porque sentimos nuestros latidos en el seno de la Iglesia y asombradas de que Dios ha mirado nuestra pequeñez para implantar el carisma de Francisco y Clara en la Diócesis de Los Ríos.

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